Ni el hambre ni la palabra
Ni el Ser con su espantosa fraternidad
Ni la Nada, incierta y amable
Ni la canción adecuada para arrancarse la sangre a tirones
Ni silencio que arrulle el pálpito del desasosiego
Ni la rabia ni el cansancio ni la pena endurecida
Ni la risa frutal de este día líquido de diciembre,
Embotado de amor y escarcha,
Aturdido de miseria, trastornado
Ni la noche descubierta en la espuma titilante de un vaso
Ni la voz o el desgarro reseco en las arrugas
Ni el susurro besando las cicatrices
Mucho menos el recuerdo
Incomodando a la desgracia, ya decepcionada de su rigor
Nada de este día, lánguido aún cuando se apaga
Ha llegado a ser lo que las hormigas en la ventana
¿Cómo ser , entonces, más elocuente que esta cama,
Deshecha de hastío?
Cómo tragarse la lengua con los ojos llenos de serpientes?
Amplio y vacío,
Me lleno del cielo
Del abandono del cielo en el desierto
Sólo para tocar lo interesante
Y marchitarme
Nunca en paz